DÓNDE: TEATRO PAYRÓ - San Martin 766 0- CABA
FUNCIÓN: lunes 13 de mayo a las 20.00 hs
DURACIÓN: 70 minutos
ENCUENTRO: a las 19.30 hs. para hacer fila, las entradas son sin numerar
ENTRADA GENERAL: $ 8000,00 // JUBILADOS c/ ACREDITACIÓN: $ 6500,00
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Brutus es una obra dramática de cámara basada en el protagonista de la famosa conjura que terminó con la vida de Julio César, poco antes del fin de la República y la instauración del Imperio Romano. Si bien la obra tiene como fondo tal hecho histórico no se propone ser una crónica de la historia sino, sobre todo, un examen introspectivo del personaje protagónico, Marco Junio Bruto: sus dudas, sus temores, la incertidumbre con respecto a su filiación, las relaciones interfamiliares, las violentas fuerzas encontradas en esas relaciones que tanto influyeron en la decisión final de encabezar el complot, y su posterior arrepentimiento.
Nominada a 6 Premios ACE 2023. Mejor Autor. Mejor Obra. Mejor Director. Mejor Actor Paulo Brunetti / Nelson Rueda. Mejor Actriz Ana Yovino
Ganadora Premios ACE 2023: Mejor director obra alternativa Oscar Barney Finn - Mejor actriz Ana Yovino
Ganador ACE DE ORO 2023: Oscar Barney Finn
FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA
Dramaturgia: Oscar Barney Finn, Marcelo Zapata
Actúan: Paulo Brunetti, Joaquin Cejas, Beatriz Dellacasa, Carlos Kaspar, Mariano Madrazo, Carla Pantanali, Nelson Rueda
Diseño de vestuario: Mini Zucceri
Diseño de escenografía: Ramón López
Diseño De Sonido: Sergio Klanfer
Realización de escenografia: Fernando Gomez
Realización de vestuario: Titi Suárez
Musicalización: Sergio Klanfer
Diseño gráfico: Leandro Correa
Asistencia de dirección: Ana Belen Gonzalez, Tomas Heck
Prensa: Duche&Zarate
Producción ejecutiva: Tomas Heck, Sol Vannelli
Dirección: Oscar Barney Finn
Agradecimientos: Paula Molina
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*Cada participante deberá comprar su entrada y confirmar su asistencia vía mail a: elsa.argentina@gmail.com
*No solicito retribución alguna por proponer esta salida al teatro
*Nos vemos !
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Muchas gracias MARTA, SUSANA y GRACIELA por sumarse a ver BRUTUS en el Teatro Payró un lunes, día difícil. Pero hemos disfrutado de un excelente espectáculo, que con escenografía sencilla pero con tan buenas actuaciones, nos transportó a la Antigua Roma del mes de marzo del año 44 a. C., creo que valió asistir, es muy recomendable !! Hasta pronto !! 👋🤩
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCRÍTICA de JUAN CARLOS FONTANA para LA NACIÓN
ResponderEliminarEl alma atormentada de Marco Junio Bruto, cuando se pregunta “¿Por qué quieren que sea yo quien alce ese puñal? ¿Qué esperan de mí, por qué me eligieron? Soy yo y no soy yo ¡Ay, si existieran los dioses inmortales y me iluminaran! ¡Si esos mismos dioses me dijeran cuál de esos dos Bruto soy yo realmente y cuál el que los otros hicieron de mí!”. Estas frases que esconden grandes dudas existenciales. Los autores no se centraron tan precisamente en la relación Julio César-Marco Bruto, sino en qué ocurre con un hombre, que, mediante un complot, es obligado a matar a su enemigo: Julio César. Cuando en verdad no está seguro si ese hombre fue o no su verdadero padre, ya que fue amante de su madre y aún siendo enemigos en el campo de batalla, le salvó la vida.
El endemoniado infierno que habita en el corazón de Bruto, encierra una intención política: si asesina a César –que finalmente lo hace en el 44 A.C– gana la República, un gobierno cuyo presidente es elegido por el pueblo, de lo contrario se vuelve a un Estado monárquico. Barney Finn y Zapata han tenido la intención de llevar parte de lo que le ocurre a un hombre cuando actúa inmerso en sus contradicciones y es obligado por los otros a cometer un acto criminal. Más allá de que el destino de Marco Junio Bruto esté signado por un destino tan adverso, como sangriento.
La pieza tiene el formato de un oratorio de cámara, punzante, intenso, nada verborrágico, sino preciso en narrar sus circunstancias. Sólo aquello que hace avanzar la intriga, que desnuda las tóxicas interrelaciones familiares se manifiesta y cuando lo logra, los personajes cobran su mayor vigor dramático. Esto nos obliga a ser testigos de una sucesión de hechos que arrinconó a cada uno de ellos a no poder eludir un destino señalado por las circunstancias que fueron sembrando a lo largo de sus vidas.
En la puesta en escena de Oscar Barney Finn y en el texto se filtran connotaciones políticas contemporáneas. Una escenografía que ocupa la primera parte, con un círculo amplio y algunos semicírculos en sus bordes, que parecen simular un helipuerto en la terraza de un edificio al observar unas nubes de fondo, van preparando el devenir de una tormenta que terminará arrebatando el alma de los hombres. Tanto de los que atentan con exterminar “a la serpiente” así lo indican al referirse a Julio César, como de los que pergeñan un complot que los sumerge en las más arbitrarias contradicciones. Si en la primera parte se percibe una energía contenida, inmersa en un odio casi exacerbado, en la segunda se observa la desorientación luego de haber cometido el crimen. Nada parece ser lo que es, sin embargo las consecuencias pueden ser terribles y estos personajes lo manifiestan dejando al desnudo sus múltiples contradicciones.
Brutus, en la piel de Paulo Brunetti, se erige a través de la desolación de un hombre azotado, arrinconado por las circunstancias. A estas nada fáciles vertientes emocionales Brunetti se entrega, del mismo modo que lo hizo en Muchacho de luna. Nelson Rueda, Casio, su contrincante, el líder del complot, es el rival en cuyas emociones anida la intención de aniquilar al adversario sin contemplaciones. A su personaje Rueda logra que lo percibamos en la piel, en lo que no dice, su cuerpo lo transmite en gestos y en palabras que pegan como un dardo, en un desarmado Brutus, con la intención punzante de una daga. Ese duelo entre uno y otro, sus cuerpos vibrando casi simultáneamente en el espacio, intentando que se cumpla el ritual de exterminio, es uno de los instantes, quizá, más gozosos de la trama para el que observa. Ana Yovino, en valiosa interpretación, convierte a Porcia en una esposa segura de querer luchar por su marido, aún a costa de tener que flagelar su cuerpo. Del mismo modo que ese estatismo escénico que desnuda una autoridad que no se discute, son patrimonio de Carlos Kaspar como Cicerón. Beatriz Dellacasa, Mariano Madrazo y Joaquín Cejas aportan un meritorio equilibrio dramático.