DOMINGO 21-04-2024: EL SACO DE FRED ASTAIRE

DÓNDE: TEATRO EL CRISOL - Malabia 611 - CABA

FUNCIÓN: domingo 21 de abril a las 20.30 hs

DURCIÓN: 70 minutos

ENCUENTRO: a las 20.00 hs frente a la boletería 

ENTRADA GENERAL: $ 6000,00 / JUBILADOS: $ 5000,00 / PROMO AT 2x1 $ 9000,00

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EL SACO DE FRED ASTAIRE de Malena Bernardi

La vida es un derrotero, dice el intendente de un pueblo recóndito, al sufrir el hurto de su saco, mientras se mira al espejo bailando claqué.

Yo se perder, lo que no se es callar, declara Berta. Madre soltera y sostén del intendente.

¿Y vos, qué me robaste?, pregunta Sulfita. Una hija carente de atención.

Una madre, una hija y un intendente. Fracasos y miserias en busca de un relato.

¿Existimos a partir de la mirada de quién?


SOBRE LA OBRA

El saco de Fred Astaire, obtuvo una mención en el concurso de PREMIO ESTÍMULO A LA ESCRITURA “Todos los tiempos el tiempo” (de La Nación, Fundación PROA y Fundación Bunge y Born).

Mediante una clínica de obra, pudo desarrollarse la alteración del lenguaje coloquial y escénico, rotando los puntos de vista para denotar los dobleces de una circunstancia no unívoca.

FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA

Dramaturgia: Malena Bernardi

Actúan: Catalina De Urquiza, Pablo Kusnetzoff, Nora Mercado, Eileen Rosner

Movimiento: Rosario Ruete

Vestuario: Cecilia Zuvialde

Escenografía: Cecilia Zuvialde

Iluminación: Leandra Rodríguez -Adea-

Música original: Severino Adn

Diseño gráfico: Facundo Lopez Fraga

Asistencia de dirección: Nahuel Baltasar

Prensa: Melisa Melcer

Producción ejecutiva: Natalia Andrea Badgen

Supervisión dramatúrgica: Mariano Saba

Coreografía: Rosario Ruete

Dirección: Malena Bernardi

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*Cada participante deberá comprar su entrada y confirmar su asistencia vía mail a: elsa.argentina@gmail.com

*No solicito retribución alguna por proponer esta salida al teatro

*Nos vemos !

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Obra de trama compleja, desopilante, donde los personajes no hacen lo correctamente esperado, por eso sorprenden, sacuden e incomodan a algún espectador. Las actuaciones son muy buenas, destacándose la madre, aunque algo exagerado para mi gusto el papel de la hija duplicada y con trastornos...Hacia la mitad de la obra los personajes se van calmando y todo se va encauzando para bien.





2 comentarios:

  1. OPINIÓN de Leni González para Diario La Nación: Muy Buena

    ¿Cómo no amar el melodrama, ese país donde la intensidad anida en cada hueco, las lágrimas son épicas y el sufrimiento otorga, al final del derrotero, algún tipo de medalla? Mezcla de tragedia y cuento de hadas, el cine y los formatos televisivos no han dejado nunca de explorar el género pero no ha pasado lo mismo en las artes escénicas salvo, tal vez, en el teatro musical, donde el canto y la danza resuelven lo que ya no puede decirse.
    En El saco de Fred Astaire, de Malena Bernardi (que es coreógrafa y participó de proyectos como La vis cómica, de Mauricio Kartun; 24 de septiembre, casi casi primavera, de Silvia Kanter y Caro Setton, e Instrucciones para ser una idishe mame, de Sebastián Kirzner), la autora y directora atesora este corazón melodramático para parodiarlo con mucho humor y desde distintos lenguajes. Es en la formas donde desarma y despliega las posibilidades narrativas de una trama que en otras coordenadas sería muy triste.
    Desde el inicio, después de recibir al público con un cartoncito empapado en colonia Avant la Fête, la preferida de uno de los personajes, queda claro el artificio: el espacio, ocupado con unas pocas sillas y mesas muy austeras, está delimitado por unas cortinitas metalizadas brillantes como de espectáculo de varieté, que los personajes atraviesan al entrar y salir a escena.
    También, desde el inicio, aparece la música (de Severino ADN), la danza (el claqué o tap o zapateo americano, coreografiada por Rosario Ruete) y un personaje, el de Sulfita, duplicado en dos actrices (Eileen Rosner y Catalina de Urquiza), decisión cuya necesidad podría discutirse pero que cobra sentido porque refuerza el juego, la certeza de que estamos ante un espectáculo. Por otro lado, de modo inverso, una actriz (Nora Mercado) compone a dos personajes, es la madre pero también, por momentos, es la pitonisa que habla castizo, un doblez admitido y respetado por su hija.
    Pueblerinos ignotos en algún momento del siglo XX apasionados por el claqué; la leyenda de un saco que habría pertenecido al bailarín Fred Astaire, estrella de Hollywood; un intendente llamado Bartorelli (Pablo Kusnetzoff), en silla de ruedas desde que le robaron el histórico saco y que habla de modo ostensiblemente ampuloso; Sulfita (ambas), desfachatada, atrevida, casi grosera, pero capaz de parlotear en francés e imitar la tonada mexicana (tierra de melodrama, claro); y la madre soltera y amante de segunda, Berta Gorda Luro, como la inscribió su padre, con la oratoria del resentimiento a cuestas, puro karma en llamas: todos los lenguajes están estallados o corridos. Los diálogos son deliciosos, de muchísimo ingenio, verborrágicos y coloridos con giros y expresiones en desuso (sangre de horchata, valsar, damitas churras, rolliza…), desechos transformados en combustible, como diría Kartun.
    Para mantener en alto y a fuego vivo esta convención es fundamental el elenco, actores y actrices que crean y se diviertan con lo que hacen, además de manejar el ritmo de comedia con la hondura de la parodia. El saco de Fred Astaire tiene en esa energía imparable todo su magnetismo: el motor de la obra es Mercado -que formó a fines de los ochenta el dúo Las caladas y coloradas con Silvia Kanter, y hacía tiempo no subía al escenario-, muy graciosa pero a la vez su Berta exuda un dolor ancestral de abandono; Kusnetzoff, además de exitosísimo mago, es un gran comediante que aprovecha al máximo su estilo hierático y las dos jóvenes, Rosner y De Urquiza, son muy versátiles y precisas: bailan, cantan y actúan pasando de un registro a otro sin dificultad y, sobre todo, logran enlazarse con fluidez como un solo personaje.
    Una calenturienta historia de pueblo chico convertida en un espectáculo de comicidad, sin banalizarlo ni ponerse críptico, apto para todos incluidos los que no tengan idea quién fue Astaire ni sepan que Avant la Fête, la preferida de la Catita de Niní Marshall, alguna vez fue realidad.

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  2. Pinión de espectador AT:
    Excelente obra. Bizarra y delirante. Impresionantes las actuaciones y la dirección. Un tempo perfecto. Es de destacar el uso del lenguaje con términos anticuados y cultos junto a insultos de orilleros y arrabales. A pesar de lo absurdo de la situación, te va atrapando. La madre se impone desde que pisa escena. El intendente, muy expresivo y cambiante con una pizca de Menem añejo. Las Sulfitas son dos para ser una. Una coordinación corporal y gestual que por momentos recuerda a Los Melli del Parakultural. Ojalá puedan seguir por mucho tiempo el año que viene. Felicitaciones.

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