DÓNDE: TEATRO PICADERO - Pasaje Santos Discépolo 1857 - CABA
FUNCIÓN: domingo 30-06-2024 a las 18.30 hs
DURACIÓN: 65 minutos
ENCUENTRO: a las 18.00 hs en el hall del teatro, entre la boletería y la escalera
ENTRADA: $ 17000,00
Entradas en venta en el sitio https://www.plateanet.com con cargo por servicio
Tienen 2X1 con TARJETAS CLARÍN 365 y LA NACIÓN
SINOPSIS: Andrea Garrote y Rafael Spregelburd dirigen juntos Pundonor, un monólogo escrito por Garrote quien además interpreta a Claudia Pérez Espinosa: una profesora universitaria, Doctora en Sociología, que vuelve al aula después de tomarse unos meses de licencia. Pero la clase que debe dar, una introducción a la obra de Michel Foucault se interrumpe constantemente debido a su frágil situación. Necesita dar explicaciones sobre su comportamiento, aparentemente necesita redimirse.
En su desesperación, Claudia, se vuelve imprevisible, vulnerable. Se usa de ejemplo para la teoría. La obra pone en cuestión la gran paradoja de nuestra conciencia actual: Cómo luchar contra la pulsión estática y el avance de la centralización del poder que nos asfixia habiendo perdido la inocencia, siendo conscientes de que somos reproductores constantes de los mecanismos del poder? Qué hacer? Cómo embanderar nuevamente al hombre a pesar de sospechar de su libertad, de su libre albedrío como una expresión realmente nueva y no condicionada? Cuando se pierde la propia imagen, cuando la estocada se clava en el punto de honor quizás ya no haya qué perder y una nueva aventura comience.
ELENCO: Andrea Garrote
DIRECCION: Andrea Garrote - Rafael Spregelburd
AUTORIA: Andrea Garrote
ESCENOGRAFÍA: Santiago Badillo
ILUMINACIÓN: Santiago Badillo
VESTUARIO: Lara Sol Gaudini
MÚSICA ORIGINAL: Federico Marquestó
PRODUCCIÓN ARTÍSTICA: Carolina Stegmayer
PRENSA: Cecilia Gamboa
REDES SOCIALES: Lisandro Outeda
__________________________________________________________________________
Brillante actuación de Andrea Garrote como la desequilibrada Doctora en Sociología Claudia Pérez Espinosa que vuelve a dar clase después de un periodo de licencia, nosotros los espectadores, somos sus alumnos e intenta explicarnos las ideas de Michel Foucault y a la vez con su monólogo hilarante y vibrante nos va confesando el suceso que la obligó a permanecer encerrada durante dos meses y no aparecer por la universidad pública, que es sin duda, su lugar de trabajo, pues la escenografía muesta un aula austera donde el borrador del pizarrón está atado para que no se lo roben, un tacho de pintura hace las veces de tacho de basura, los caños y cables están a la vista...Imperdible !!
FIN
OPINIÓN de MARINA LOCATELLI para RevistaOtraParte:
ResponderEliminarA estas alturas ya nadie duda de la versatilidad de Andrea Garrote, sobre y abajo del escenario. Con el unipersonal que la tiene ahora como protagonista, vuelve a confirmar su experticia tanto en el rol de actriz como en la faceta de dramaturga. La obra —codirigida por ella junto con Rafael Spregelburd— acciona en escena un dispositivo que permite la instauración de la ficción de una manera fluida: se trata del primer teórico sobre Michel Foucault que la titular de la cátedra, Claudia Pérez Espinosa, doctora en Sociología, brinda en una universidad pública (con pinta de Universidad de Buenos Aires) luego de una licencia forzosa. Los espectadores se convierten, entonces, en los alumnos y testigos privilegiados de los caminos y las derivas tomados por esta mujer que es, al mismo tiempo y paradójicamente, lúcida y frágil. O es quizás su lucidez la causa misma de su fragilidad.
Sometida al escarnio público por cierto asunto sucedido en el cuatrimestre anterior que se tornó viral gracias a las redes sociales, la veterana docente, al grito de “abandonen la materia”, blande las ideas del filósofo francés como dagas apuntadas a la comodidad intelectual del alumnado y lucha por su pundonor, su punto de honor, malherido por acusaciones de inestabilidad emocional, que no es otra cosa que un eufemismo para la locura. Entre citas de autores canónicos y desarrollos teóricos de conceptos densos, Pérez Espinosa cuestiona cómo el mundo entra en el lenguaje, cómo se construye la imagen de uno para el otro y para sí mismo y, haciéndose eco de Foucault, cómo los individuos son reproductores constantes (e inconscientes) de los mecanismos de poder.
El comprobado timing de Garrote para la comicidad (destreza verificable en ejemplos tan disímiles como Mi señora es una espía, aquella sitcom peronista que la tuvo como creadora y protagonista, en la actualidad devenida serie de culto, o como La estupidez, por nombrar sólo una de las obras de Spregelburd) se despliega en el escueto espacio escénico compuesto por un escritorio y una silla —y no mucho más—. La actriz hace un uso preciso para encontrar en él y en algunos otros objetos (la cartera atiborrada se transforma en un elemento central de la pieza), en el momento indicado, el apoyo necesario para la pausa, para el resalte o para el silencio en el derrotero de un monólogo locuaz e hilarante que se expande por más de una hora.
Frente a tanto teatro posdrámatico que abunda en el circuito independiente, con su relato fragmentado y tambaleante, su resquebrajamiento de la categoría de personaje, su hibridación con otros lenguajes artísticos, volver a la pura ficción, al drama con conflicto y progresión nítidos, al juego simple y empático que se establece entre una actriz y su público, sin más ayuda (ni menos) que la de un texto dramático sólido, parecería hoy un acto hasta rupturista. Esta es, en cierto modo, la propuesta y el logro de Pundonor. Por otra parte, siempre es divertido revivir en clave ficticia los avatares de un abrumador teórico universitario.