DÓNDE: FUNDACIÓN SAGAI - 25 de Mayo 586 - CABA
FUNCIÓN: Miércoles 28/05/2025 a las 20.00 hs
DURACIÓN: 60 minutos
ENCUENTRO: a las 19.30 hs en la fila de ingreso con entrada en mano
ENTRADA: $ 0.00 Gratis
ENTRADA SOLIDARIA $ 3.000
Obtené cualquiera de las dos entradas en el siguiente link: https://www.alternativateatral.com/evento2783-ciclo-mas-teatro-2025?mc_cid=134c73dd37&mc_eid=9d56e4f958
La era del olvido: Vértigo y sombras de un político en ascenso
Un unipersonal que no da respiro, donde la política, la ambición y la memoria se cruzan en una puesta intensa y vertiginosa.
Con una interpretación brillante de Germán Rodríguez y un ritmo frenético, La era del olvido nos sumerge en la mente de un político atrapado entre el poder, los fantasmas del pasado y las tensiones de su presente.
Desde el primer momento, la obra protagonizada por Germán Rodríguez, con dramaturgia y dirección de Francisco Estrada, impone un vértigo incesante. Y lo sostiene durante sesenta minutos. El protagonista parece subido a una montaña rusa de ambición y presión, sin apenas espacio para la pausa o el respiro. La política es un campo de batalla donde cada segundo cuenta. Cada decisión puede inclinar la balanza y cada omisión es un riesgo calculado. En este contexto, la puesta en escena se convierte en un reflejo del caos interno del personaje, atrapado en una vorágine de llamadas, reuniones y dilemas personales.
Un escenario mínimo, una presencia inmensa
Sobre el escenario, lo esencial: una luz, una mesa con una botella de whisky y su vaso, una silla de oficina y un perchero con un traje, camisa y zapatos. En ese espacio reducido, aparece un hombre inmerso en una rutina implacable. Es un político en crecimiento, un hombre que llegó a ese punto sin haberlo planeado del todo, pero que ahora no puede (o no quiere) dar un paso atrás.
Entre compromisos laborales y llamadas urgentes, el protagonista intenta mantener un vínculo cercano con su hija (que vive su propia vida), mientras navega en un mar de asesores de imagen, estrategias de redes sociales y pactos implícitos que sostienen su carrera.
Ritmo que no frena
Germán Rodríguez no para un segundo. Se mueve de un lado al otro, ríe, se enoja, se derrumba y se recompone con la misma velocidad con la que una noticia cambia el curso de su carrera. Un llamado puede significar un ascenso, una caída o una traición. Todo está en juego, y su cuerpo lo muestra: el vértigo del poder lo atraviesa en cada gesto, en cada pausa que apenas le da tiempo a respirar.
La puesta en escena acompaña ese ritmo. No hay silencios largos ni tiempos muertos. El presente y el pasado se mezclan sin aviso, como en una mente que no puede detenerse. ¿Dónde termina el político y empieza la persona? ¿Qué pesa más: la vocación o la inercia de un destino que parecía marcado?
Ríe, grita, se envalentona y cae en la desesperación con la misma rapidez con la que responde un llamado decisivo. Su interpretación se apoya en un trabajo corporal minucioso, donde cada gesto y cada pausa tienen un peso dramático fundamental. El monólogo, llevado con una cadencia acelerada, atrapa al espectador en el torbellino emocional del protagonista.
El monólogo, llevado con una cadencia acelerada, atrapa al espectador en el torbellino emocional del protagonista.
Política, poder y memoria
El peso de la herencia paterna es ineludible. Su padre, una figura política de renombre, le dejó no solo un legado, sino también una carga. Algo que vuelve y vuelve, con un peso difícil de mantener, un mandato que no puede sacar de su cabeza. Convirtiéndolo en un hombre que lucha por mantenerse en pie en un terreno inestable.
No hace falta contar más. Mejor llegar a la sala, dejarse llevar y reconocer, tal vez, algunas caras conocidas en este relato. Porque al final, la historia no habla solo de este personaje, sino de muchos otros que han pasado –y seguirán pasando– por los mismos pasillos de poder, movidos por las mismas ambiciones y atrapados en el mismo juego.
La obra invita a cuestionar hasta qué punto quienes nos gobiernan son moldeados por los mandatos familiares, las ambiciones personales y la influencia de los medios. También señala cómo la memoria colectiva es frágil: lo que hoy es escándalo, mañana se diluye en el olvido, reemplazado por nuevas controversias y figuras emergentes.
¿Por qué verla?
Este unipersonal es un viaje intenso y sin frenos al corazón de la política. Donde las ambiciones y los miedos se entrelazan en un juego vertiginoso. Una puesta que obliga a mirar de cerca las sombras del poder y los fantasmas que lo acechan. Una obra que no te va a dejar indiferente. Mucho para debatir en el cafecito post teatro.
FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA
Dramaturgia: Francisco Estrada
Actúan: Germán Rodríguez
Diseño de escenografía: Francisco Estrada, Ariel Vaccaro
Realización Set-electric: Daniel Grilli
Diseño De Iluminación: Paula Fraga
Diseño gráfico: Estefanía Piccini
Prensa: Carolina Alfonso
Colaboración artística: Mariana Garcia Guerreiro
Dirección: Francisco Estrada
Participaciones
Este espectáculo forma parte del evento: Ciclo Mas Teatro 2025
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Disfrutamos de un gran trabajo actoral de Germán Rodriguez, poniéndole el cuerpo y la voz a un político de estos tiempos, con logrado texto, escenografía mínima y correcta dirección, nos sumerge en el torbellino frenético de un día de su vida... habla por teléfono, baila,canturrea, gesticula, cambia su voz, sin dejar de ser él, porque no hace de otro: es él bajo presiones, recuerdos, deseos, imposiciones y una pregunta: ¿Para qué sirve la memoria en la era del olvido, y donde una macana se olvida tapándola con otra macana ?
Gracias por venir al teatro Susy, Adriana, Magri, Lidia y Daniel !!
🤩👌
Muy bien Adriana por proponer ir a La Sagrada, me encantó, gracias !!
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