SALA: TEATRO HASTA TRILCE - Maza 177 - CABA
FUNCIÓN: domingo 31 de julio a las 13:00 hs
ENCUENTRO: en el hall del teatro frente a boletería a las 12:30 hs
ENTRADA GENERAL SIN NUMERAR: $ 1.000,00 - Se abonará en BOLETERÍA en EFECTIVO, para ello deberás primero realizar la RESERVA en el siguiente link
https://publico.alternativateatral.com/entradas61178-un-almuerzo-argentino?o=14
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Una obra creada con la dirección de Bernardo Cappa. Una mesa larga, fideos con salsa y copas de vino. Un brindis. Un compromiso. Dos familias y una deuda. Una llegada inesperada. Octubre 1952. La grieta, la de antes y la de ahora. Ayer es hoy sin piedad.
FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA
Dramaturgia: Bernardo Cappa
Actúan: Rocío Ambrosoni, Trinidad Asensio, Gabriela Dey, Amilcar Ferrero, Pablo Fetis, Yamila Gallione, Franco Genovese, Federico Lozano, Melisa Omill, Guillermo Osuna, Horacio Pucheta, Lucia Rossi
Asistencia de dirección: Franco Baltasar
Prensa: Valeria Franchi
Dirección: Bernardo Cappa
Duración: 75 minutos
Clasificaciones: Teatro, Presencial, Adultos
COMENTARIOS DE LA ORGANIZADORA
*Quien quiera participar de esta salida grupal al teatro, debe reservar/adquirir su entrada.
*Recomiendo primero reservar/comprar la entrada, y luego recién confirmarse en la salida.
*En esta salida grupal se suele tomar fotos con los participantes a la misma.
*Costo por Organizar: 0 $
*Gracias
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Opinión de Sergio Zadunaisky: Tan lejos, tan cerca
ResponderEliminar“El amor, la amistad y el respeto, no unen tanto a la gente como un odio común hacia alguna cosa”
Anton Chejov
Año 1952, segundo mandato de Juan Domingo Perón, poco después de la muerte de Evita ese mismo año, una familia que se parece a tantas otras de nuestro país, se encuentra para el clásico almuerzo familiar. Como hinchas de un equipo de fútbol, los personajes, peronistas de un lado, antiperonistas del otro, cruzan chicanas y acusaciones. La mesa como campo de batalla. Diálogos picantes. reproches, lamentos, reclamos. Cuestiones familiares que parecen insalvables. Caminos que se cruzan apenas tocándose, o colisionando de manera violenta. Cuestión de clases, prejuicios como abismos, idiomas, lenguajes diferentes. No hay entendimiento posible. O sí, algo así, porque hay que negociar asuntos familiares.
La obra, con dramaturgia y dirección de Bernardo Cappa, en su cuarta temporada, nos introduce en un living, donde compartiremos este clásico argentino. Entrada con fiambres, plato principal de fideos con salsa y un vino para acompañar, a las actrices y actores. A los y las espectadorxs, una empanada y una copa de vino al ingresar en la sala; todes estamos invitadxs. Seremos espectadores de una pieza que transcurre a mediados del Siglo XX y que resuena con fuerza en este siglo, con mucho humor y tela para cortar. Un cuadro del que nos sentiremos identificados, de un lado o del otro de la grieta.
Opinión de Federico Irazábal para La Nación:
ResponderEliminarBernardo Cappa con su última producción, Un almuerzo argentino, se mete en esta tradición contemporánea, pero, fiel a su estilo, la subvierte a través de la ridiculización extrema, por un lado, pero también gracias a la inserción en un contexto ideológico muy específico que le permite discutir la historia y, de ese modo, tomar postura sobre el presente, siempre con humor, con mucho humor.
Es la representación de una típica familia de estas tierras, con pasta y tuco de por medio. Cappa desde la dramaturgia, y asistido brillantemente por la escenografía y el vestuario, nos lleva a mediados de siglo XX para representar aquella "grieta": la del peronismo y el antiperonismo, pero no en la sociedad en sí, sino en el interior de una familia específica. Dos hermanos, uno rico y extranjerizante, otro trabajador y endeudado. Un compromiso será la excusa para que la familia se reúna y logre resolver su conflicto; pero la solución parece estar lejos, y a medida que transcurre la obra todo se va a ir complicando un poco más, puesto que la ideología se impone, en uno y otro lado de la grieta. El maniqueísmo que conduce la discusión es visto todo el tiempo con cierta distancia por parte del autor y director hasta que de pronto, y sin adelantar nada específico, todo el sistema histórico construido estalla y el espectáculo, a través de diversos guiños melodramáticos específicos, pega un giro sumamente particular y hace que todo el verosímil trabajado ingrese en otra dimensión.
Cappa conduce la escena con la maestría dramatúrgica que también posee y hace que sus actores puedan ubicarse a mediados de siglo sabiendo que toda esa parodización melodramática acabará por reconfigurarse para alcanzar su verdadero objetivo. Para el público la escena no opera en la distancia, ya que en este almuerzo tan singular hay un protagonista ineludible: una platea que al tiempo que se sirve de alguna empanada es el destinatario directo de ciertas confesiones.