TEATRO: EL TINGLADO - Mario Bravo 948 - Capital Federal
FUNCIÓN: Viernes 12 de octubre, 20.00 hs.
ENCUENTRO: en el hall del teatro a las 19.30 hs.
DURACIÓN: 80 minutos
ENTRADA GENERAL: 380 $ - Jubilados con acreditación: 330 $
MOSCÚ
Las hermanas Prózorov - Masha, Olga e Irina - viven con su hermano Andréi, en una casa rural de la Rusia profunda. Un año después de la muerte del padre, finaliza el duelo, y la familia confía en el inicio de una nueva vida en Moscú, donde transcurrió su infancia. Olga, la mayor, enseña en una escuela secundaria; Masha se encuentra atrapada en una matrimonio infeliz e Irina, la menor, fantasea con salir a trabajar como una manera de darle sentido a su vida. La obra original tiene 14 personajes, pero el gran protagonista es el tiempo. El tiempo que se devora la juventud de las tres hermanas, el tiempo (particularmente el nuevo siglo) que empuja a Rusia hacia la modernidad, y el tiempo que se ha detenido en la letárgica vida de provincia. La única escapatoria de esta cruel melancolía es, para las tres hermanas, soñar con el regreso a Moscú. Allí la vida es suntuosa y excitante, todo lo contrario de la desesperanzada realidad de la vida de provincia.
FUNCIÓN: Viernes 12 de octubre, 20.00 hs.
ENCUENTRO: en el hall del teatro a las 19.30 hs.
DURACIÓN: 80 minutos
ENTRADA GENERAL: 380 $ - Jubilados con acreditación: 330 $
Se compran anticipadamente en boletería del teatro o bien compra on line con tarjeta por ALTERNATIVA TEATRAL, tiene un costo x servicio del 10 %.
BOLETERIA (venta anticipada) Lunes a viernes de 15 a 20 hrs. Sábados y domingos de 15 a 20 hrs.
Las hermanas Prózorov - Masha, Olga e Irina - viven con su hermano Andréi, en una casa rural de la Rusia profunda. Un año después de la muerte del padre, finaliza el duelo, y la familia confía en el inicio de una nueva vida en Moscú, donde transcurrió su infancia. Olga, la mayor, enseña en una escuela secundaria; Masha se encuentra atrapada en una matrimonio infeliz e Irina, la menor, fantasea con salir a trabajar como una manera de darle sentido a su vida. La obra original tiene 14 personajes, pero el gran protagonista es el tiempo. El tiempo que se devora la juventud de las tres hermanas, el tiempo (particularmente el nuevo siglo) que empuja a Rusia hacia la modernidad, y el tiempo que se ha detenido en la letárgica vida de provincia. La única escapatoria de esta cruel melancolía es, para las tres hermanas, soñar con el regreso a Moscú. Allí la vida es suntuosa y excitante, todo lo contrario de la desesperanzada realidad de la vida de provincia.
Ficha técnico artística
- Autoría:
- Mario De Diament
- Actúan:
- Antonia Bengoechea, Alejandra Darín, Maia Francia
- Peinados:
- Beatriz Abrigo
- Maquillaje:
- Beatriz Abrigo
- Diseño de vestuario:
- Paula Molina
- Diseño de escenografía:
- Paula Molina
- Diseño de luces:
- Miguel Morales
- Música original:
- Sergio Vainikoff
- Fotografía:
- Lucas Suryano
- Diseño de imagen:
- Nahuel Lamoglia
- Asistencia De Sala:
- Lucas Suryano
- Asistencia de dirección:
- Florencia Laval
- Prensa:
- Simkin & Franco
- Producción ejecutiva:
- Alberto Teper
- Coreografía:
- Mecha Fernández
- Puesta en escena:
- Daniel Marcove
- Dirección:
- Daniel Marcove
- Opinión del Pensador Teatral:
- Basada en Las Tres Hermanas de Chejov, llega esta versión de Mario Diament, escritor y dramaturgo argentino de gran prestigio y de prolífica obra en los últimos años, entre las que podemos mencionar El Libro de Ruth, Cita a Ciegas, Franz Albert y Tierra del Fuego, todos textos de indudable calidad y de gran suceso, ya que fueron representadas en todo el mundo.
Con Moscú, al autor, le dá una vuelta de rosca a la original pieza de Chejov, que constaba de catorce personajes, algo que en su opinión oscurecía el peso de las tres hermanas, que quedaban algo diluídas.
Por eso el autor, decide dejar en esta adaptación, solo a las tres actrices, el resto de personajes no aparecerán en escena y serán recreados a partir del discurso de las actrices.
Colocar en un primer plano a las tres mujeres, en momentos donde el movimiento femenino está en auge en nuestro país y en el mundo, puede ser una mera coincidencia o bien considerarse como muchas veces se dice, que en el teatro, ficción y realidad suelen confundirse.
En términos de época, Diament mueve la obra, solo dos años, hasta 1904, en los albores de la Revolución Rusa, trayendo referencias muy interesantes de aquellos años y logrando llevar al espectador a la atmósfera con pensamientos reformistas de la época.
Moscú nos contará las historia de tres hermanas, que al ser trasladado su padre, un importante militar, debieron mudarse a un pequeño pueblo del interior ruso, dejando atrás su vida en Moscú, ciudad con muchos atractivos, en la que podían asistir al ballet, participaban en fiestas y podían recorrer los atractivos de esa gran ciudad. Tenían una vida social que quedó en el olvido.
Para aquellas mujeres, Moscú era la felicidad, ese mundo añorado, en contraposición con esa vida triste y amargada, que tienen en la actualidad. Moscú, es una metáfora de los sueños que todos tenemos y que muchas veces no alcanzamos.
O como dice Olga, la mayor de las hermanas, a veces lo peor de la felicidad, es que cuando la tenemos, no nos damos cuenta de ello y solo lo notamos, en aquellos momentos, en que la añoramos, haciendo referencia, a aquellos momentos en Moscú, donde fueron felices, sin darse cuenta.
La pieza hablara sobre los miedos de esas mujeres, que piensan mucho, pero que poco pueden decidir, en una época donde la mujer estaba subordinadas a los designios de los hombres, por eso desfilarán sus frustraciones, sus miedos, los amores soñados ( tan alejados de los reales ) y esos anhelos, que parecen una quimera que nunca podrán alcanzar.
Para desarrollar la historia, se debían encontrar tres actrices que estuvieran a la altura del desafio, la exigencia era mucha, porque como mencionamos la obra original de Chejov, estaba planteada para más de diez personajes y en esta puesta todo pasaría por las tres mujeres.
Y entendemos la elección realizada fue acertada, en primer lugar mencionemos a Alejandra Darín, una estupenda actriz, quien escribe estas lineas, recuerda aún su magnífico trabajo en Tierra del Fuego,. Aquí es Olga, la hermana mayor, resignada a vivir su rutinaria vida como maestra y desde la muerte de sus padres, siendo el sostén de sus hermanas, siendo casi una madre sustituta, que las contiene y las controla. Triste y frustrada, su única ilusión radica en volver a Moscú y escapar de esa casa que las ha atrapado. Magnífica interpretación de Alejandra, la figura convocante de la obra, demostrando todo su oficio.
Maia Francia, talentosa actriz uruguaya, es Masha, la hermana del medio, sufriendo un matrimonio con un hombre que la aburre, tiene también una vida triste y monótona. Es elegante y atractiva y tal vez su único divertimiento en aquel pueblo perdido, es el cortejo del teniente Vereshinin, que también es un hombre casado. Imaginar esa relación clandestina, es todo un reto para aquellos años rígidos y esto es visto de muy mala manera Olga.
Un papel complejo el de Maia, que resuelve en gran forma, con mucha presencia escénica.
Nos queda para el final, Antonia Bengoechea, ella es Irina, la menor de las hermanas.Sus referencias de Moscú y sus ganas de ir a esa gran ciudad, llegan por la nostalgia transmitida por sus hermanas mayores. Para nosotros Antonia, es la gran revelación de la obra, dotando a su personaje de vitalidad y frescura, con mucho ángel. Una gran interpretación de la joven actriz. Como dato adicional, para quien no lo sabe, Antonia es la hija de Alejandra Darín, evidentemente los genes de la actuación, están muy presentes en ella..
Sin dudas, en el lucimiento de las actrices, que es evidente, tiene mucho que ver la dirección de Daniel Marcove, que ya trabajo con Diament en varias obras, aquí les brinda una puesta muy lograda, donde hay varios elementos para destacar.
Se recurre en varios momentos a la música y a las coreoegrafías, para que las hermanas, aunque sea por unos instantes, logren escapar de esa triste realidad que las envuelve. Hay un diseño escenográfico de Paula Molina, muy atractivo, con valijas por doquier en el escenario, como clara metáfora, de tenerlas a mano, para el momento que puedan llenarlas con sus pertenencias y volver a Moscú.
En definitiva, una versión muy interesante de la obra de Chejov, donde el autor y el director, consiguen, que sean las tres mujeres, las que con mucha sensibilidad, lleven adelante la historia y puedan hablarnos del amor, de deseos frustrados, de ilusiones postergadas y de como Moscú, parece ser ese lugar, donde todas nuestras angustias y aflicciones se resolverán, casi por arte de magia.
Resulta un gusto, ver colmada la sala de El Tinglado, por un público que sigue con enorme atención la historia de estas tres mujeres y hace fuerza junto a ellas, para que tomen el coraje suficiente y aborden el tren que parte todas las tardes del pueblo donde viven y las puede llevar a la Moscú que tanto añoran.
Obra emotiva sobre el paso del tiempo, las pérdidas, los sueños y la esperanza de una vida mejor. Muy recomendable !!
ResponderEliminar¡¡ Viva el teatro independiente !!
Saludos, Elsa
Opinión de Laura Gómez-LA PRIMERA PIEDRA: Moscú es la obra de Mario Diament basada en la pieza de Anton Chejov, Mis tres hermanas. El original contaba con unos catorce personajes y las tres hermanas del título quedaban algo relegadas en medio de aquel relato coral. Aquí Diament decidió realzar estos personajes con una poderosa tríada protagónica compuesta por Alejandra Darín, Maia Francia y Antonia Bengoechea, bajo la batuta de Daniel Marcove. Puede verse los viernes y sábados a las 20 hs. en El Tinglado Teatro (Mario Bravo 948).
ResponderEliminar“En Moscú, el desafío para mí fue propulsar a las tres mujeres a un primer plano y dejar a los restantes personajes en el trasfondo”, explica Diament en el programa de mano. Y es que en Mis tres hermanas, Chejov crea una docena de personajes que rodean a Olga (Alejandra Darín), Masha (Maia Francia) e Irina (Antonia Bengoechea). En esta versión ese coro no aparece en escena, pero los personajes son recreados a partir del discurso de las tres mujeres.
El artilugio de Diament resulta efectivo, porque el mundo aristocrático que rodea a las hermanas es tan vívido como si estuviese sobre las tablas. Moscú se sustenta en la fuerza de lo -aparentemente- imposible; en los sueños lejanos de Olga, en las ingenuas trampas de Masha y en las esperanzas nuevas de Irina. La ciudad de Moscú es el norte de todas sus aspiraciones, el telón de fondo de sus proyecciones y frustraciones.
Aún ambientada en tiempos y tierras lejanas, el relato no resulta ajeno porque está atravesado por temas universales: los deseos de juventud, las frustraciones de la madurez, la brecha insalvable entre hombres nómades y mujeres sedentarias, las dificultades de muchas para alcanzar cierto nivel de independencia en determinados contextos socio-históricos
La información se le ofrece al espectador en pequeñas dosis. Las hermanas hablan en su encierro ocioso y asfixiante y, de vez en cuando, el fluir discursivo abre una ventana que ilumina algún aspecto de sus vidas monótonas: Andrei es el hermano en común; Natasha, la cuñada dominante que se apropia de la casa; el teniente coronel Vershinin corteja a Masha, casada con un hombre que la aburre; el barón Tusenbach se encuentra perdidamente enamorado de Irina y el doctor Chebutikin, al parecer, no ha trabajado ni un solo día de su vida.
Olga y Masha están resignadas, pero el corazón de Irina aún aloja una llama de esperanza. La más joven de las hermanas está convencida de que puede haber una vida mejor, en Moscú. Pero la realidad difiere notablemente de sus proyecciones porque las tres viven en un pueblo olvidado, demasiado alejado de la dinámica vertiginosa y excitante de las grandes urbes. El ocio y el encierro no son las únicas fatalidades de estas mujeres. “Quizás la verdadera cárcel sea el amor de los demás”, se lamenta Masha. Y, ciertamente, el amor es otro gran vector que define el carácter de los personajes y sus acciones: la búsqueda, el anhelo, el desencanto o la resignación marcan el ritmo del relato al igual que el péndulo incluido en la escenografía.
Con sólidas actuaciones de la tríada femenina, un vestuario y una escenografía (Paula Molina) que transportarán al espectador con facilidad a principios del siglo XX, una música (Sergio Vaikinoff) que trae a escena el espíritu ruso y un diseño lumínico (Miguel Morales) que se ajusta a cada clima, Moscú se configura como una pieza altamente recomendable. Aún ambientada en tiempos y tierras lejanas, el relato no resulta ajeno porque está atravesado por temas universales: los deseos de juventud, las frustraciones de la madurez, la brecha insalvable entre hombres nómades y mujeres sedentarias, las dificultades de muchas para alcanzar cierto nivel de independencia en determinados contextos socio-históricos. Moscú demuestra que Chejov sigue vivo en el siglo XXI.